En el 2019 tuve un regalo para toda la vida, me enteré que sería mamá.
Soy una persona de calendario y cuadernos así que siempre he llevado el trazo de mis días en algún calendario. Así pues a mediados de diciembre estaba un poco preocupada porque no había tenido mi periodo, en algunas ocasiones pasadas me había ocurrido que se atrasaba por estrés o por mis viajes y cosas similares; Así que podría ser sólo eso.
Lo cierto es que hubo un detonante a mis sospechas y fue mi repulsión por el café. Lo olía y me daban unas ganas horribles de devolver todo lo que había comido, fue así que el 23 de diciembre un día antes de navidad, después de llegar del trabajo me acerqué a una farmacia y solicité una prueba de embarazo y créanlo o no en mis 29 años de mi vida nunca había visto una en carne y hueso (o más bien plástico y papel). El caso es que como ya hace unos años me había obsesionado con la película de Juno pues ya sabía exactamente qué hacer para la prueba.
La hora de la verdad llegó, salieron dos rayitas y estaba con Bonnie (mi perrita) y le dije ¿parece que voy a hacer mamá?. Bonnie me miró y se arrunchó en mí. Lo acepto en ese momento tuve un sin fin de sentimientos, creí que mil planes se desarmaron y bien sabía que mi vida cambiaría.
No sabía qué hacer así que llamé a mi esposo y le dije que viniera a buscarme a la casa.
Cuando llegó no titubee y le mostré la prueba, él me miro y me dijo: ¡lo sabía!. Se puso a reír con su risa nerviosa y yo me desbordé en lagrimas.
Para lo que él respondió: ¿tú si quieres tener un bebé?, y aunque no lo crean esa pregunta cambio mi vida. Creo que es una pregunta muy apropiada para hacerle a una mujer que no planifica un embarazo, al final de cuentas ser mamá es una decisión de vida, es un cambio de planes y es un rumbo en familia.
Yo me recosté sobre él y llorando le dije que sí.