El 2020 fue un año diferente para todo el mundo, todos conocimos un “nuevo yo” ese año. Algunos lo tomaron como un año de reinvención otros se sintieron confundidos y perdidos pero en definitiva cambiaron las cosas.
En mi caso tuve un cambio de vida. Con una bebé en la panza, millones de preguntas sobre mi estado de embarazo, lo que se vendría después de dar luz, preocupaciones varias por mi trabajo la incertidumbre del mañana en el mundo, todo esto y un virus mortal atacando las calles de la ciudad.

Su primera maleta 
Considero que las mamás que fuimos madres por primera vez durante esta época tenemos un enemigo en común que se llama “miedo al c-o-v-i-d” somos súper alertas con todo este tema y creamos fuertes comunidades de apoyo para buscar ayuda de ser necesaria.
La mayoría de mamás pandemials podríamos decir que estuvimos aisladas 9 meses como mínimo porque eran los médicos quienes nos decían que no saliéramos, inclusive teníamos que esperar hasta último minuto para salir de casa si teníamos signos de parto, (conozco mamitas que dilataron hasta 7 centímetros por miedo a salir y fuera una falsa alarma). Y es que si lo piensan, escuchar sobre tantas personas muriendo mientras ustedes traen un nuevo ser al mundo es algo un poco agobiante y estresante. Es más, el 80% de mamás embarazadas de esta época se han apoyado con un medico de salud mental porque existen millones de mitos y mucha presión para la madre que lleva un bebé en la barriga en estos tiempos.
Pese a esto corrí con demasiada suerte pues cuando estaba en mi sexto mes de embarazo una asesora de Colsanitas nos ofreció entrar a prepagada sin importar lo avanzado que estaba mi embarazo. Eso en tiempos de covid fue una luz en la oscuridad, pude tener un hermoso parto respetuoso en la clínica Reina Sofía en Bogotá. Fui atendida por el doctor Luis Alfonso Vallejo quien después de la primera consulta me encantó porque su voz era suave. Él me explicaba con mucha claridad y detalle todo lo que necesitaba saber y hacer sin alertarme sobre todos los riesgos y procedimientos que venían.

Su primera cobija 
Su propia camilla
El día que nació Leia
Mi embarazo duro 41 semanas pues mi mini humana estaba muy amañada dentro de la panza, así que yo no tuve contracciones como en las películas. Yo hice una cita con mi doctor en la clínica y la idea era inducir el parto. La verdad es que estaba un tanto desanimada pues yo quería tener un parto natural pero había leído que cuando se inducía un parto lo más seguro era que terminara en cesárea.
El día empezó la noche anterior o sea el 20 de agosto. Me di un baño largo, me puse crema en todo el cuerpo y me pechiche mucho. Arreglé mi cabello y me conecté con mi bebé en la panza. Estaba muy emocionada pero también muy angustiada porque no sabía que vendría. Lloré un rato porque me daba nostalgia no tener a mi bebé en la panza, también porque de pronto me pasaba algo durante el parto. Pero al final de unas cuantas oraciones caí dormida.

Muy a las 4 de la mañana abrí los ojos y empezó ese día que tanto había ansiado. Mi corazón se sentía a mil. Tenía mucha emoción por conocer a mi chiquitica, di unas cuantas vueltas en la cama y entonces desperté a mi esposo, nos alistamos para ese día largo, doloroso y muy emocionante.
Llegamos a las 7 de la mañana a la Clínica Reina Sofia, me sentía con un acelere interno y unas ansias locas por conocerla de una vez por todas. Lamentablemente las cosas no fueron tan rápidas como quise.
Entré a la sala de maternidad y a mi esposo no lo dejaron entrar en un principio lo que me llenó de angustia porque no quería estar sola ese día en una clínica. Gracias al cielo ya cuando me llevaron a mi habitación mi esposo pudo entrar y me acompañó en esas horas que fueron una eternidad. Tuve la gran fortuna de estar en una sala de TPR (trabajo, parto y recuperación). Caminé de un lado a otro durante más de 8 horas. Mi esposo sólo me miraba de un lado a otro. Yo sólo le decía a mi mini humana que lo íbamos a lograr y que caminar mucho nos ayudaría a estar más que listas.
Lo malo es que a las 11 de la mañana cuando me hicieron palpito sólo había dilatado un centímetro; quedaban 9 centímetros y yo sentía que corría contra el reloj, en tiempos normales uno puede durar hasta tres días en trabajo de parto pero por ser tiempo de pandemia la idea era estar lejos de la clínica con prontitud. Mis esperanzas empezaron a disminuir lentamente pues mi dolor era cada vez más fuerte pero no pasaba nada allá abajo. Además tenía un hambre voraz y claramente estar en trabajo de parto da hambre.
Mi mamá estuvo pendiente desde la virtualidad, y entonces me envió unas imágenes con afirmaciones que para mi fueron lo mejor del mundo. Empecé a leer las afirmaciones y se las repetía a mi bebé para que juntas pudiéramos hacer esto posible. El dolor seguía creciendo hasta el punto que tuvieron que ponerme anestesia. Eran las nueve de la noche y sólo había dilatado 4 centímetros. El doctor Vallejo con todo el amor del mundo se acerco y me dijo: – Si en una hora no has avanzado nos toca ayudarles – .
Eso significaba adiós al parto natural. Así que entre en un momento de calma profunda, me relaje, sentí que hiciera lo que hiciera no podía hacer más. Apretaba con más constancia el botón de la anestesia y me perdía en cada contracción. Me quedé viendo la ropa que había organizado para mi bebé y llegaron las diez de la noche. Entró el doctor me revisó y dijo: – ¡salimos!, estás en diez tres empujones y sale tu bebé –
Volteé a ver a mi esposo. NO LO PODÍA CREER. Mi cuerpo funcionó de maravilla, las frases de mi mamá hicieron su efecto, las oraciones de las personas que pedían para que no hubiera complicaciones se hicieron realidad. Y yo…
…Yo estaba en el elixir de mi vida, dos empujones y salía mi mini humana a ver la luz del mundo. Fue así como en menos de 10 minutos todos los médicos, enfermeras y demás estuvieron en un santiamén preparados. De pronto nació el ser mas hermoso del mundo. La pusieron en mi pecho, la revisaron yo toqué con mucha delicadeza su pequeño cuerpecito. No me importó nada más.
Ella era perfecta, era mía para cuidar y amar. Fue un momento que recuerdo con gratitud y mucha emoción y espero poder contarle muchas veces a mi chiqui-criatura la historia de su llegada y sobre todo la gran emoción haber sido elegida como su mamá.


Parto en pandemia 
El postparto
Estuve literalmente encerrada 11 meses, lo cuales fueron inmensamente desgastantes y pero preciosos al mismo tiempo. Nací como madre y eso me enseñó muchísimo. Tuve ayuda de mi esposo, papás y la familia de mi esposo, aun así me sentía extenuada y cargada de mucha presión que he podido soltar día a día gracias a mi hija que me enseña con cada segundo que pasa.
Hice una publicación sobre el postparto te invito a que la leas en el siguiente link.
Me encanta poder compartirte estos pequeños pero muy significativos recuerdos contigo. Déjame saber que fue lo que más te gustó.
Un mamábrazo.
